domingo, 29 de agosto de 2010

29 de agosto solemnidad de San Juan, el bautista

El último profeta del Antiguo Testamento
El 24 de Junio, recordamos su nacimiento, pero celebramos su Solemnidad el 29 de Agosto, recordando su martirio. Es el único Santo que tiene dos fechas de conmemoración. San Agustín manifiesta que la Iglesia celebra el nacimiento de Juan como algo Sagrado ya que sólo celebramos los nacimientos de San Juan, el Bautista y de Cristo.
Es Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento y es la línea divisoria entre los dos Testamentos. Porque cuando ya hacía tiempo que Dios, no visitaba a su Pueblo, por medio de algún profeta, sucedió que:
“Siendo Rey de Judea, Herodes Antipas, hubo un sacerdote llamado Zacarías, casado con una mujer llamada Isabel. Los dos eran justos y guardaban la Ley de Dios. No tenían hijos y ambos eran ya viejos”. Cap.I del Evangelio de San Lucas.-
“Le tocó en suerte a Zacarías, ofrecer incienso a Yahveh, en el Templo, sobre el altar. Y ese día el Ángel Gabriel le habló; _ “No temas Zacarías porque tu oración ha sido oída. Isabel tu mujer, dará a luz un hijo, al cual llamarás Juan, quien será grande delante de Dios.”

_ “¿Cómo puedo creer en lo que me dices? _exclamó Zacarías
_ “Yo soy Gabriel, uno de los espíritus que asisten delante de Dios. Y he aquí que en castigo de tu incredulidad, no podrás hablar hasta el día en que todas estas cosas se cumplan”

Este niño nació seis meses antes que Jesucristo y sólo entonces Zacarías volvió a hablar y a alabar a Dios.
El nombre Juan significa; “Aquel en quien habita la gracia”. Él fue colmado del Espíritu Santo en el vientre de su madre, al visitar María a su prima.
Hasta el momento de iniciar su misión profética, Juan permaneció mucho tiempo viviendo en el desierto. Modernas investigaciones, autorizan a creer que vivió entre los esenios, secta del desierto de Judá, entregada a los ayunos y a la oración. Ellos ya practicaban el bautismo con agua, simbolizando así la purificación del espíritu.
La predicación del Precursor estaba en perfecta armonía con su vida sencilla, austera y mortificada. ¿Nuestra vida está acorde con lo que predicamos?

Juan, a los treinta años de edad, empezó su misión recorriendo y bautizando en el valle del Jordán, sus palabras causaron gran impresión en toda la región y tuvo muchos seguidores, conmoviendo a toda Palestina con su prédica de preparación para la venida del Mesías.
En una oportunidad, cuando le preguntaban por qué lo hacía si no era el Cristo, él respondía; “Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está Aquél a quien no conocéis; el que viene después de mí, al que no soy digno de desatar el calzado”.
Él era el Precursor, vino antes, para señalar a los hombres que Jesús era el Mesías.
Los cuatro Evangelistas no dudan en aplicar a Juan el oráculo de Isaías; “He aquí que yo envío a mi mensajero para que te preceda y prepare el camino. Voz que clama en el desierto preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas”. (Podríamos preguntarnos, si nosotros estamos allanando el camino para que amigos o parientes se acerquen al Señor).
Un día ve Juan a Jesús venir hacia él, y entonces dice; “He aquí al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”
En otra oportunidad, es Jesús quien dice de Juan; “Entre los hombres nacidos de mujer, ninguno hay mayor que Juan”.
Con su vida y con sus palabras Juan, el Bautista, dio testimonio de la verdad.
Juan, padeció martirio, muriendo bajo el reinado del tetrarca Herodes Antipas, hijo de aquél otro, que ordenara la matanza de los inocentes. Y sucedió de la siguiente manera;
Herodías y su hija Salomé, llevaban una vida licenciosa, sin embargo excepto Juan el Bautista, nadie tuvo el valor de echarle en cara, su vida escandalosa.
En una fiesta de cumpleaños de Herodes, entre platos raros y vinos exquisitos, bailó Salomé ante él, la danza de los siete velos, y éste entusiasmado le dijo, delante de todos, que le pidiera lo que quisiera que se lo concediera. Salomé por instrucción de su madre le pide la cabeza de Juan el Bautista. Se entristeció Herodes, pero no pudiendo desdecirse de su promesa, dio la orden y al poco rato le trajeron en una bandeja la cabeza ensangrentada del Santo
Tenía, San Juan Bautista, 32 años de edad al morir. Su actividad duró apenas un año, pero trabajó con fogoso entusiasmo e inspiración divina. Y la impresión que causó entre su gente, debió ser muy intensa, porque se advierte, muchos años más tarde, la admiración que éste causó entre los judíos.
Según una versión, sin confirmar, su cuerpo estaría enterrado en Samaria, pero en el año 362, su tumba fue profanada y sus restos quemados por los paganos. Unos monjes pudieron salvar algo de sus reliquias, las que fueron llevadas a Alejandría y entregadas a San Atanasio.

Síntesis biográfica realizada por la Sra. María Eugenia Rabanedo de Selva,agradecemos su colaboración con el Blog.




2 comentarios:

  1. Como siempre, hermoso!!! Cuanto enriquece la propia vida, descubrir el testimonio de quienes nos precedieron y alcanzaron la santidad desde la austeridad, la humildad y la coherencia de vida. Que el ejemplo de Juan Bautista en du fidelidad a la misión nos contagie en la propia. Patricia Agüero

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  2. QUERIDAS MARÍA FERNANDA, MARÍA EUGENIA Y PATRICIA: MUCHAS GRACIAS POR SU INCONDICIONAL ENTREGA Y DISPOSICIÓN PARA LLEVAR ADELANTE PERMANENTEMENTE NUESTRO ESPACIO DE FORMACIÓN. QUE NUESTRA SANTISIMA MADRE RETRIBUYA CON CRECES TANTA GENEROSIDAD Y ENTREGA
    MARÍA JOSÉ COFONE

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