Durante una cruel persecución desatada por el emperador romano Valeriano en el Siglo III, el Papa Sixto II fue preso y mientras era llevado a la cárcel le salió a su encuentro Lorenzo quien le preguntó a dónde el Papa, iba sin su diácono. Éste le respondió que repartiera los tesoros de la Iglesia entre los más pobres. Así lo hizo Lorenzo y al día siguiente cuando ya llevaban al Papa a degollar, Lorenzo le dijo en voz alta que no lo desampare que ya él cumplió su encargo de distribuir los tesoros. Al escuchar eso, los soldados lo apresaron y le preguntaron por esos tesoros. Sagazmente Lorenzo les respondió que le dieran unos días para recogerlos. En aquellos dos o tres días juntó Lorenzo a los cojos, mancos, ciegos y pobres y presentándoles ante el prefecto le dijo; “He aquí los tesoros de la Iglesia” Furiosos al verse burlados, lo torturaron sin pausa con diversos y crueles tormentos, para finalmente darle muerte, asándolo en un lecho con forma de parrilla.
domingo, 8 de agosto de 2010
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Increíble testimonio de fe!!! Qué importante es nutrirnos de la piedad y fortaleza de quienes no pusieron condiciones ni medida para demostrar con su coherente vida lo que significa amar y seguir las huellas que conducen a los brazos de Jesús.
ResponderEliminarSan Lorenzo ruega e intercede por nosotros para que tengamos tu valentía a la hora de defender los valores y tesoros del Reino de Dios!!!Patricia