viernes, 16 de julio de 2010

"EL PESO DEL RENCOR"

En un Colegio, se dio como tema del día ; "el resentimiento".

El maestro pidió a sus alumnos que llevaran una papa por cada persona a la que guardaran resentimiento. Que escribieran su nombre en ella y la pusieran dentro de una bolsa.
Algunas bolsas eran realmente pesadas.
El ejercicio consistía en que durante una semana llevaran con ellos, a todos lados , esa bolsa de papas.
Naturalmente la condición de las papas se fue deteriorando con el tiempo. A eso se sumó el fastidio de acarrear esa bolsa maloliente y pesada por todos lados, más la atención que había que poner en ella para no olvidarla , desatendiendo, de esa manera, tareas que eran más importantes. Resultando así que la bolsa se había transformado en un verdadero problema .

Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra mochila sentimental.

Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que se paga a diario por mantener el resentimiento por algo que ya ha pasado y que no puede cambiarse.
Cuando nos llenamos de resentimiento, aumenta el stress, no se duerme bien y la atención se dispersa.
Perdonar y dejarlas ir nos llena de paz y calma , alimentando el espíritu.
La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario, gota a gota, pero que finalmente nos termina envenenando.

Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro, sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.
El perdón es una expresión de amor.
El perdón nos libera de ataduras que nos amarga el alma y enferma el cuerpo.
No significa que estemos de acuerdo con lo que pasó, ni que lo aprobemos. Perdonar significa dejar de darle importancia a lo que sucedió y que no se puede cambiar.
Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que causan dolor o enojo.
La falta de perdón ata a las personas con el resentimiento. Los tiene encadenados
La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales .

Jesús lo sabía, y cuando colgaba de la Cruz, en el Gólgota, nos perdonó y pidió por nosotros;

“ Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen”
El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario.  

Esta renovación diaria, debemos practicarla hasta que olvidemos la causa de nuestro resentimiento, entonces recién allí, nuestro perdón será completo.
Muchas veces , la persona más importante a la que se tiene que perdonar es a uno mismo, por todas las cosas que no fueron de la manera que pensamos.

La declaración del perdón es la clave para liberarnos. Preguntémonos;
¿Con qué personas estoy resentida?
¿ A quienes no puedo perdonar?
¿Me creo infalible y por eso no puedo perdonar los errores ajenos?
¿Padezco de falta de seguridad y entonces descargo mis fallas en los demás?
¿ O por orgullo?
¿Será por celos o envida hacia esa otra persona?
Perdonemos , para que podamos ser perdonados
Recordemos las palabras de la Oración que rezamos a diario y que nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo ...perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden...
Ya que con la vara que midamos , seremos medidos.
Aligeremos nuestra carga y seremos más felices y estaremos más libres para movernos hacia nuestros objetivos y más cerca de Dios.

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