martes, 21 de febrero de 2012

Miercoles de Ceniza


La Cuaresma inicia con el rito de la imposición de la Ceniza.

Esta acción litúrgica tiene su origen en el siglo X y sus raíces están en el antiguo pueblo de Israel.

La ceniza simboliza lo caduco, lo efímero, lo pasajero. Es la imagen de la condición del hombre pecador que reconoce su culpa, y expresa mediante un signo, una señal exterior de su deseo de conversión, de volver a caminar por el camino del Evangelio, de caminar de nuevo en el camino de Dios.
La cruz de ceniza trazada en la frente por el sacerdote o su delegado, abre un período de seis semanas de sinceridad con nosotros mismos; seis semanas de recogimiento y reflexión sobre nuestra vida.
Acercarnos a recibirla es ya una especie de confesión pública de nuestra fragilidad y condición de pecadores, así como también una invocación directa a la Misericordia Divina, suplicando su perdón.
Es un tiempo para reflexionar sobre nuestras vidas a la Luz de Jesús y de su Evangelio, buscando corregir nuestras malas conductas. Por eso es necesario, que la persona que recibe la imposición de la ceniza, no lo haga como un acto rutinario e inconciente, o por solo el hecho de tenerla. Colocarse la ceniza el miércoles implica un compromiso de caminar un sendero hacia la conversión llegando a la meta que es la confesión de boca sacramental, es decir, acercarnos al Sacramento de la Reconciliación.

La cruz de ceniza en nuestras frentes nos dice que nuestro gran deseo es llegar purificados de nuestros pecados a la Pascua de Resurrección, para celebrar con Jesús su triunfo definitivo sobre la muerte y el mal. Pone ante nuestros ojos el tema fundamental de nuestra salvación. En ella, Jesús dio su vida para salvarnos, para conseguir el perdón de nuestros pecados; en la cruz, lugar de humillación, Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador, nos devolvió la gracia de ser también nosotros hijos de Dios y herederos de su gloria.
En la cruz, instrumento de muerte, Jesús recuperó para nosotros la vida, la verdadera, la Vida Eterna, la Vida de Dios.

Cuando hacemos la señal de la cruz estamos asumiendo como  propio, el signo de la cruz de Jesús, que significa, por una parte, de que somos conscientes de que pone delante de nuestros ojos, el sacrificio que Jesús ofreció al Padre por nuestra salvación. Y por otra parte, asumir la cruz de Jesús es entender que si queremos ser en verdad discípulos de Jesús, tenemos que cargar sobre nuestros hombros, con paciencia, con fe, con esperanza, con alegría, nuestra propia cruz de cada día.

Comencemos la Cuaresma con el firme propósito de convertirnos de corazón a Dios.

Miércoles de ceniza - Cuaresma - Comunidad de Oración Jesús Pan de Vida

CUARESMA 2012-Extracto del "Mensaje del Papa Benedicto XVI con ocasión d...

domingo, 12 de febrero de 2012

La Historia - Lourdes, Francia

La Historia - Lourdes, Francia







El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña , en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta,  vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenia una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.

Bernadette al principio se asustó, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.

El 18 de febrero en la tercera aparición la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".


En la novena aparición, el 25 de febrero, la Señora mando a Santa Bernadette a beber y lavarse los pies en el agua de una fuente, señalándole el fondo de la gruta. La niña no la encontró, pero obedeció la solicitud de la Virgen, y escarbó en el suelo, produciéndose el primer brote del milagroso manantial de Lourdes.

En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mandó a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imitó y hasta el día de hoy, esta práctica continúa.

El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña pregunta a la Señora ¿Quién eres?, y ella le respondió: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

Luego Bernadette fue a contarle al sacerdote, y él quedo asombrado, pues era casi imposible que una jovencita analfabeta pudiese saber sobre el dogma de la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854.
En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.

El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette.

En el lugar se comenzó a construir un Santuario, el Papa Pío IX le dio el titulo de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de Enero 1862.
Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas. La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.

El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse en los siguientes puntos:

1-Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.

2-Es una exaltación a la virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.

3-Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz.

4-Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos













Tomado del Centro Católico de Evangelización SCTJM corazones.org

viernes, 10 de febrero de 2012

Disfruta de este video y de su música

Disfruta de este video y de su música. Luego empieza por imitar lo que viste entre quienes te rodean y por qué no, entre quienes no esperan recibir de tu parte algo tan reconfortante. Dale animate, si vos, yo y algunos más empezamos a cambiar el mundo, el mundo que el Señor nos ha confiado puede transformarse en su Reino. Hoy es un buen día para empezar a construirlo!!!


domingo, 5 de febrero de 2012

Video del cuerpo exhumado del Padre Pio

El Santo del Gargano aún nos emociona con el solo recuerdo
El Padre Pio fue sin dudas uno de los más grandes santos del siglo XX, y por eso su figura crece a pesar del paso de los años. Hace poco tiempo fue exhumado su cuerpo para ser expuesto ante el público, y aqui podemos apreciar un video de la urna de cristal donde descansa en la actualidad.

El Arzobispo Domenico D'Ambrosio, que estaba presente en la exhumación, dijo: "Enseguida que entramos a la tumba pudimos claramente distinguir su barba. La parte superior del cráneo muestra parcialmente el esqueleto, pero su barbilla está perfecta y el resto del cuerpo está bien preservado" Refiriéndose al extraordinario estado de las manos, el arzobispo añadió: "Si el Padre Pío me permite, podría decir que pareciera como si el acababa de hacerse la manicura".

         SAN PIO RUEGA POR NOSOTROS

jueves, 2 de febrero de 2012

Mis ojos han visto a tu Señor

Presentación del Señor
Lucas 2,22-40


Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:

"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".

Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a tí misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".

Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él